El polvo y la arena de las bicis también agradaron al encargado del alquiler de bicis, Thomas. Las bicicletas de grava se han aprovechado bien. No podemos hacer otra cosa que asentir afirmativamente. Han visto de todo, asfalto, playa, pistas de tierra, adoquines, guijarros y grava. Las pistas forestales ascendían y las colinas descendían. Y eso a lo largo de casi setecientos kilómetros. Esta es la prueba de que no hace falta estar lejos de casa para vivir una gran aventura ciclista.