Día 1: Amberes – Gante
Thomas van Bunder quiere saber qué plan tenemos. El propietario de Bikepacking Belgium, una tienda de viajes en bicicleta situada en el centro de Amberes, es un ávido ciclista de viajes y pregunta mientras organiza dos bicicletas de alquiler para mí y para mi compañero de viaje, Lowie. Bicicletas de grava a estrenar. Se trata de bicicletas con las que puedes recorrer el mundo, con las que puedes pasar semanas, meses o tal vez años de viaje. No pensamos tan a lo grande, aunque tampoco tenemos que subestimar esta aventura.
«Vamos a seguir las rutas icónicas », le explico. Siete días por Flandes, a través de diferentes rutas. Casi setecientos kilómetros. Pasando por Gante hacia la costa, seguimos recto por el Westhoek, a través de las Ardenas flamencas, y más tarde por Pajottenland hasta Lovaina, para acabar de nuevo aquí, en Amberes, después de pasar por Malinas. Una semana disfrutando de lo mejor que ofrece Flandes, todo se reduce a eso.
Thomas asiente con una señal de aprobación. «Esa es la belleza del ciclismo de viaje», comenta. «Aunque solo estés fuera unos días, durante ese tiempo te sientes como si estuvieras lejos de casa, completamente aislado del mundo. La bicicleta te hacer entrar inmediatamente en un ritmo diferente».
Tiene razón, me doy cuenta en cuanto salimos en bici de su tienda de Amberes-Berchem. Amberes se encuentra bajo nuestras ruedas. Nos despedimos de la ciudad en la Plaza Mayor, nos metemos debajo del Escalda por el túnel ciclista Kennedy y seguimos el curso del agua. O al menos, lo que queda de ella. La sequía que también asola Flandes desde hace meses está dejando los Pólderes de Kruibeke un tanto desolados. Las orillas secas del Escalda dibujan un sendero marrón y costroso a través del paisaje.
Pero el ritmo de un viaje en bicicleta te alegra directamente. Con la cabeza alta, seguimos el camino de sirga hacia el sur. Pasamos por lugares en los que nunca habíamos estado. Temse, Branst, Sint-Amands. Cruzamos en ferry en Berlare y pasamos por Schellebelle, Wetteren, Melle; todo nuevo en un país que creía conocer tan bien. Esa también es la belleza del ciclismo de viaje. Incluso cerca de casa, un destino en bicicleta sigue siendo una concatenación de sorpresas. Después de cada sorpresa vuelves a lo que es más conocido y familiar. Las torres medievales de Gante parecen cernirse sobre nosotros.
